Nadie puede negar que ser padre o madre trae muchas alegrías, pero también implica muchas responsabilidades. Criar a un hijo no es tan simple como parece. Exige atención, dedicación, afecto, tiempo…. No siempre es fácil.
Los padres y las madres son las principales figuras de referencia para sus hijos y las actitudes que toman para guiarlos, acompañarlos y educarlos tienen consecuencias a largo plazo. Durante la crianza, surgen comportamientos erráticos, como la sobreprotección y la sobreexigencia, que no son adecuados para una buena salud emocional.
Cuando aparecen frecuentemente actitudes como comparar, culpar, controlar, faltar al respeto, exigir e incluso humillar en la relación entre padres e hijos, hay que tener mucho cuidado. Ser víctima de padres tóxicos o padres narcisistas, puede afectar negativamente la vida y el desarrollo hacia la edad adulta. Incluso si no se dan cuenta o no lo hacen a propósito.
La psicóloga y docente Natalia Campoya (M.N. 61.946) enumeró algunas de las señales comunes de una madre o un padre tóxico:
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