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Estudiantes de la UNAJ crearon un sistema para desinfectar colectivos en cinco minutos

El dispositivo funciona mediante el sistema hidráulico del colectivo, se distribuye un desinfectante (hipoclorito de sodio diluido, aprobado por la ANMAT) que, haciendo uso del aire comprimido del colectivo, sale a la unidad por boquillas aspersores en forma de bruma durante un minuto. Este tipo de salida permite que no moje, sino que apenas humedezca y pueda secarse en sólo cuatro minutos.

En tiempos de pandemia, el transporte público se convirtió en la madre de todas las batallas. El miedo ante un posible contagio invade a los pasajeros que utilizan colectivos, trenes y subtes para trasladarse hasta sus trabajos. Sanitizar cada una de las unidades para eliminar el virus es esencial y en esto pensaron los estudiantes de la Universidad Nacional Arturo Jauretche cuando comenzaron a diseñar un sistema de desinfección de colectivos que elimine virus y bacterias en sólo cinco minutos.

Son ocho jóvenes, pero trabajan como si fuesen mil. Luis Alberto Moreno (22), Diego Martín Zaracho (23), Macarena Belén Fernández Acuña (24) y Tomás Leandro Ferreirone (24) son estudiantes de Ingeniería Industrial de la UNAJ; Javier Mario Solís (35) cursa Ingeniería en Informática (UNAJ); María Belén Moreno (20) estudia Licenciatura en Administración (UNAJ); Mariano Julián Ferreirone (30) es ingeniero en Sistemas (UTN), y Fernando Gabriel Leguizamón (38) es transportista

En solo tres meses, se conectaron, idearon, consiguieron los materiales, armaron el prototipo, lo probaron, lo mejoraron, lo patentaron, proyectaron cómo implementarlo en caso de que la demanda sea alta. Hoy están abiertos a la propuesta de proveedores, empresarios, transportistas interesados en el sistema y confían en que puede transformarse en una oportunidad y fuente de trabajo para muchas personas.

Automatizar la desinfección

El sistema funciona así: mediante el sistema hidráulico del colectivo, se distribuye un desinfectante (hipoclorito de sodio diluido, aprobado por la ANMAT) que, haciendo uso del aire comprimido del colectivo, sale a la unidad por boquillas aspersores en forma de bruma durante un minuto. Este tipo de salida permite que no moje, sino que apenas humedezca y pueda secarse en sólo cuatro minutos.

“Lo pensamos para que lo pueda hacer el chofer al llegar a las terminales de servicio. Lo maneja desde una válvula de corte, una especie de canilla, conectada a su lado. Hoy toda esa desinfección se hace de manera manual, lo que no es eficaz, no cumple con la legislación vigente y además pone en riesgo a los trabajadores. De esta manera, con boquillas colocadas a más o menos un metro de distancia, que es el diámetro de alcance, queda totalmente desinfectado todo el colectivo”, cuenta Tomás Ferreirone, miembro del equipo que ya hoy es una marca bautizada INGENAR.

Por su parte, Macarena agrega: “Tuvimos en cuenta muchísimas cuestiones como las recomendaciones de la ANMAT de que no se puede expulsar ninguna sustancia sobre personas. Sucedió con los arcos sanitizantes que colocaron en muchos lugares y que los tuvieron que sacar porque muchas personas son alérgicas o pueden resultar perjudicadas. Por eso, esto es sólo para cuando el colectivo está sin pasajeros”.

Todo a pulmón

La idea de crear un sanitizante de colectivos surgió durante una charla de cuarentena entre Tomás y Luis, su compañero de estudio de la UNAJ. Juntos venían pensando distintos proyectos para desarrollar y aportar soluciones a las tantas dificultades que surgieron con la pandemia.

“Logramos armar un gran equipo y eso lo aprendimos en una universidad como la UNAJ. Todos tenemos bien claro el objetivo y por eso confiamos en este proyecto. Durante tres meses hicimos reuniones por zoom, las previas del sábado pasaron a ser encuentros virtuales para hablar del proyecto porque los sábados uno solo iba hasta el taller a probar todo lo que en la semana íbamos diseñando. La pandemia nos limitó mucho el trabajo pero fuimos superando las pruebas”, cuenta Luis.

El papá de Luis tiene una gomería en el Parque Industrial Quilmes. Lograron conseguir un colectivo que estacionaron allí para hacer todos los ensayos. Además, contaron con el asesoramiento del ingeniero Luis Gómez, profesor de la UNAJ, para patentar el producto, registrar la marca y otros trámites. “Nos acompañó y nos ayudó muchísimo. Llegamos a convocarlo a una reunión de estas que hacemos los sábados a la noche y se sumó sin problemas. Esto es la UNAJ, esto pasa en esta universidad: un profesor acompaña y respalda a los estudiantes con un compromiso enorme”, cuenta Luis.

“Todo sale de nuestro bolsillo. El papa de Luis nos ayudó con el galpón y las herramientas. Estamos gestionando el pack COVID que otorga el Gobierno para este tipo de iniciativas contra el Coronavirus. También fuimos a algunas empresas para mostrar nuestro trabajo. Lo que ahora queremos es que empiece a ser utilizado por las empresas y tener una devolución. Sabemos que funciona pero siempre podemos mejorarlo”, afirma Macarena. “Queremos que alguna empresa nos deje entrar a concesión para mostrar el sistema”, suma Tomás.

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