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Hersilia: el pueblo que celebra cinco años de haberle dicho que "NO" a los agroquímicos

Dificultades y logros en la primera localidad que alejó los agroquímicos y propuso revalorizar los métodos naturales para producir alimentos saludables.

“La pandemia que tiene en vilo al mundo no nos encuentra desprevenidos”, remarcan desde el equipo para la promoción de la agroecología de Hersilia, una población, de poco más de tres mil habitantes del departamento San Cristóbal, que cumplió cinco años de fomento de la agroecología en el área periurbana. Si bien sus protagonistas no vinculan la ausencia de casos de Covid-19 al desarrollo de su programa, establecido oficialmente a través de una ordenanza sancionada el 1 de septiembre de 2015, consideran que la iniciativa “fue un acierto, frente a la debilidad inmunológica en que se encuentra el planeta”.

“No nos conformamos con haber alejado sustancialmente las fumigaciones de nuestro entorno para que no nos perjudiquen los químicos, sino que trabajamos en la concientización sobre la necesidad de alimentarnos de manera más saludable”, explicó Fermando Albrecht, a La Capital, uno de los vecinos autoconvocados por la salud y el ambiente que impulsaron una normativa que, en 2011, fue pionera en el país al alejar el uso de agroquímicos a menos de 800 metros del área urbana.

“En medio de la crisis sanitaria y de los debates sobre el acuerdo porcino con China y los episodios de quemas en las islas, reafirmamos que descontaminar lo más posible nuestros suelos, aguas y el aire que respiramos, junto a la producción de alimentos de cercanía, libres de agroquímicos y más accesibles para la comunidad, fortalece nuestra capacidad de resistencia y resiliencia”, argumentó Albrecht.

Para el vecino, los cinco años transcurridos desde el comienzo del Programa de Promoción de la Agroecología y la Producción Orgánica fueron posibles gracias al equipo de trabajo multidisciplinario conformado por la comuna, la Red de Técnicos en Agroecología del Litoral, la Agencia de Extensión Rural Ceres del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Agricultura Familiar, Pro Huerta, la Asociación Para el Desarrollo Regional Ceres/Hersilia y Vecinos Autoconvocados de Hersilia y Ceres, además de instituciones de consulta.

“Hay un trabajo en equipo que se consolidó en el tiempo donde el mérito es la democratización del proyecto”, ya que los caminos que toman los piensan y transitan en conjunto. “Además, la comunidad comenzó a pensar, a vibrar y vincularse en un sentido más relacionado a la salud, al respeto del ambiente y de la vida. Esos son los mayores logros, son principios que se impregnaron en la cultura del pueblo”, repasó Albrecht.

Recuperar el equilibrio

“Conseguimos cambiar de paradigma y pararnos en la vereda de enfrente del modelo agropecuario que avanza sobre la naturaleza y que crea virus y patógenos. En Hersilia trabajamos en un proyecto para recuperar los equilibrios de la naturaleza, la salud de la tierra, el agua, el aire y la biodiversidad. Esto es lo que disminuye las posibilidades de la aparición de patógenos que nos agredan”.

“No es lo mismo enfrentar el coronoavirus u otra enfermedad respirando agrotóxicos inmunosupresores a estar alejados de estos y que nuestros cuerpos tengan que dar una lucha menos. No es lo mismo respirar aire limpio que contaminado con humos y tóxicos”.

Los hersilienses supieron sortear muchos escollos para arribar a este punto y hoy pueden ver los logros y afrontar nuevos desafíos. “Debimos superar los prejuicios y presiones. Hoy la agenda y las discusiones de trabajo se construyen con mucho afecto y en base a tres pilares fundamentales que son: Hersilia, pueblo libre de agrotóxicos; caminando la agroecología y el respeto a la diversidad”, indicó el vecino y sostuvo que los objetivos son “el trabajo saludable, sustentable y rentablepara cada uno de los productores; la posibilidad de que la materia prima que se produce en nuestro territorio pueda ser transformada en alimento y genere trabajo y un espacio donde concentramos todos los beneficios que la agroecología nos proporciona para incentivar nuevos proyectos como el Centro Integral de Servicios Agroecológicos que prevé la reproducción de semillas, plantación de frutales y producción de bioinsumos, entre otros”.

Conciencia

Para Albrecht en los nueve años que se cumplieron del alejamiento de los agroquímicos y a partir del inicio del programa de fomento a la producción agroecológica “en Hersilia hay una cultura de la revalorización de la cuestión ambiental, del cuidado de los árboles, del valor de la agroecología para la producción de alimentos sanos para la comunidad y del cuidado de la vida y la salud. Incluso esta conciencia se fue extendiendo a poblaciones vecinas que demandan los productos agroecológicos porque entienden su importancia en ese aspecto”.

Incluso, los relatos de los pobladores confluyen en ese sentido. Son narraciones que relacionan los proyectos agroecológicos con las formas antiguas de producir alimentos. “Una vecina me dijo que esto que estamos experimentando ya se hacía. En materia de producción de alimentos y equilibrio de la naturaleza se trata de rescatar un pasado que no solamente consiste en recuperar lo que hicieron nuestros ancestros, sino que se cuenta en términos de esperanza: con la tecnología y los conocimientos de hoy, cómo no poder concretar eso que se hizo en otras épocas con muchísimas dificultades”, reflexionó Albrecht.

Con ese espíritu, los vecinos de Hersilia apuntan ahora a un futuro de afianzamiento de la producción biodiversificada bajo la consigna, no solo de producir alimentos sanos sino, además, cuidar el embellecimiento del paisaje a través de sus virtudes naturales. “No solo soñamos con tener un pueblo sano sino también que sea bello. No tenemos montañas ni ríos, entonces debemos centrarnos en la naturaleza”, explicó y añadió que “son conceptos que se unen y que además generan trabajo. Lo bueno es que en la medida en que avanzamos nos encontramos con otros vecinos que tienen saberes para producir para si mismos y para la comunidad. Nuestro anhelo es que, en el futuro y aunque sean pequeños, tengan terrenos para concretar sus proyectos y así continuar con lo que ya se viene realizando. Lo central es desarrollar una comunidad armónica en la que nadie quede afuera”, finalizó.

La mirada oficial

En un repaso del proceso, el presidente comunal, Celestino Nicolau, contó a este diario que “el proyecto de agroecología nació cuatro años después de haber creado la ordenanza que alejó las fumigaciones a 800 metros. Fue muy duro ese momento porque había que tomar la decisión de hacernos insultar por los productores; pero luego, con el paso del tiempo entendieron que era necesario, vieron las ventajas y empezaron a acompañar y a sumarse”.

“Venían con el argumento de que estaban complicados porque no sabían qué producir en esas 1.000 hectáreas en las que no podían fumigar. Siempre con la idea de que si no utilizaban agroquímicos no podrían obtener los mismos rindes. Les explicamos que desde la comuna priorizamos el ambiente y la salud de la gente. Eso es más importante que lo que podemos perder en 1.000 hectáreas sobre más de 64 mil que tiene el distrito y si hubiéramos permitido fumigar cerca de la gente hoy tendríamos hasta el agua contaminada”, reflexionó Nicolau.

“Al principio costó, hubo resistencia de diversos sectores, como la gente de Sociedad Rural, entre otros. Pero con mucho trabajo de todas las instituciones que participan llegamos a un acuerdo y logramos poner en práctica los alcances de la ordenanza”, señaló.

“Desde la mirada del productor entendíamos que en esos terrenos crecería el monte si no hacíamos nada, pero por otra parte les hicimos ver que teníamos actividades alternativas y que en esa extensión podíamos producir muchísimos alimentos sanos y redituables".

Desde el comienzo del proyecto desde la comuna se solventan además los sueldos de dos ingenieros agrónomos que aportan conocimientos técnicos, evalúan, diseñan y gestionan los proyectos, además de capacitar a los vecinos.

Entre otras iniciativas, ahora encararán en terrenos comunales la instalación de un vivero de árboles autóctonos para abastecer a la localidad y a la región y una huerta demostrativa. “También apoyamos a los pequeños productores y a quienes desean sumarse a la vez que propiciamos periódicamente las ferias de productos saludables”, se entusiasmó el jefe comunal y detalló que entre ellos “hay huerteros, ganaderos, agricultores, apicultores y un tambo que ahora comenzó a producir quesos”.

“Ahora estamos buscando una ayuda económica de parte de la provincia. Tuvimos contacto con el Ministerio de la Producción y próximamente tendremos una reunión porque ellos también están interesados en este modelo para replicarlo en otras localidades”, precisó Nicolau y detalló que “son frecuentes las consultas de otras localidades de la provincia que quieren comenzar este camino. No tenemos problemas y humildemente nos brindamos a facilitar la ordenanza y el asesoramiento que necesitan”.

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