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La dura historia del mensajero que quiere ser intendente

Con sensibilidad y una ética intachable, hoy sueña con una sociedad mejor. “La gente te devuelve un montón de cosas y eso hace un ida y vuelta donde ambos nos sentimos útiles”, sostuvo

José Martínez es un pergaminense de 49 años y padre de 3 hijos: Agustín, Santiago y Jeremías. Trabaja desde hace 2 décadas como mensajero, pero además ahora es precandidato a intendente municipal por el Polo Obrero Tendencia.

Realiza todo tipo de mandados y reparte medicamentos para una farmacia, pero además tiene clientes particulares muy fieles que lo valoran por su responsabilidad en la tarea. Pero su vida no siempre fue color de rosas, con una infancia dura, debió dar batalla desde el momento mismo de su nacimiento.

“Lo más duro de mí es cuando nazco. Todas las personas tenemos esto de luchar, una persona nace y lucha por vivir. Mi experiencia con la vida fue dura desde que nací porque mis viejos son adoptivos”, empezó contando a PRIMERA PLANA.

“Mi mamá me contó, cuando tenía 5 años más o menos, que me habían abandonado. Me habían dejado tirado, según lo que ella me contaba, me habían dejado para morir, atado con alambre. Todavía tengo cicatrices en la cabeza. Me encontró un hombre de un campo, en el norte, que no me podía tener. Ahí fui boyando, por decir de algún modo, por varios lugares. Y como ellos querían una criatura para adoptar, lo hicieron a través del Juzgado de San Nicolás” relató conmovido.

“Llegué a mi casa, que es en la que vivo desde los 9 meses, donde me crié con mis viejos, mis abuelos paternos y tuve una infancia feliz. La adolescencia fue más complicada”, relató.

 

Su adolescencia

Con una infancia feliz, la adolescencia no lo fue tanto. Atravesada por el brutal ajuste de la época post dictadura y la crisis producida durante el Gobierno de Menem, debió comenzar a trabajar para poder mantener a su familia.

“Durante la etapa de la adolescencia, mis viejos eran personas grandes. Mi papá trabajaba de confitero, era su oficio. Tenía 6 hermanos, pero en realidad eran 9 porque 3 habían muerto”, describió.

“Empezó a trabajar a los 12 años, a los 13 aprendió el oficio y era muy defensor de la no explotación. A él no le gustaba la política, pero se oponía a que a las criaturas las explotaran laburando, entonces yo hasta los 17 no trabajé porque no me dejaba ya que no quería que me pase lo mismo. Me decía ‘yo no quiero eso para vos’”, señaló.

“Pero desgraciadamente -siguió- eso contrastó con la época de (Carlos) Menem. Se queda sin laburo con 60 y pico de años y muchos de los lugares donde trabajó no le habían aportado, entonces le era imposible jubilarse”

Debido a la situación que atravesó su padre, debió salir a buscar el sustento diario. “La adolescencia se empezó a complicar más porque el mango ya no estaba y no había posibilidad de que mi viejo lo saliera a buscar porque estaba complicado con la salud y además mi mamá también era una persona grande”.

José Martínez no dejó de destacar los consejos que le fue dejando su padre, como ejes de vida: “si bien para él la política no era lo que más le gustaba y la detestaba, tenía ciertos ítems para su vida que me iba pasando”.

Fue así que cuando empezó a trabajar le hablaba sobre los empleadores y su padre le brindaba premisas de la vida laboral. Esos conceptos, que lo marcaron a lo largo de su vida, terminaron definiendo sus ideas políticas. El primero es “no te confíes, porque la amistad entre el patrón y el empleado, es incompatible”. Pero, además, recordó otra frase que le decía su papá: “cuando un patrón te acaricia la espalda es porque en definitiva, te está jodiendo”.

José también recordó que en su etapa de adolescente “siempre fui rebelde, hasta con la música que escuchaba. Me gustaba Spinetta, los Redondos, que tenían ideas en contra del sistema, ese en el que vivimos, que no condecía con lo que yo pensaba”.

A su vez relata cómo era el vínculo con sus compañeros de trabajo. “Mi enfrentamiento siempre fue con los patrones, con los compañeros jamás. Inclusive en un trabajo me pusieron un compañero para que le fuera enseñando y  sabía que era para sacarme a mí. Con ese compañero hasta en día de hoy habló. Esto fue en un lavadero del Parque Industrial”.

 

El mensajero

La principal labor que desarrolla José Martínez está vinculada a la realización de mandados, desde hace un par de décadas. “Empiezo en el 2003, cuando me quedé sin laburo. Trabajé siempre en el ramo textil y un día agarré una bicicleta que tenía y empecé a salir. Tenía un teléfono fijo que me lo atendía mi mamá”, indicó a PRIMERA PLANA.

“Siendo mensajero encontré el respeto de la gente, la valorización. Es un trabajo precario, pero era la única herramienta que tenía para ganar el pan. Eso me influyó mucho después para involucrarme políticamente porque yo vivía viendo en la recorrida por los barrios, dónde hay más necesidad.

“Veía chicos descalzos en la calle y todavía hoy veo gente revolviendo los tachos verdes. Eso me llevó a hacer lo que sigo haciendo, que es hablar mucho con la gente. Me gusta hablar, saber y ayudar. La gente te devuelve un montón de cosas y eso hace un ida y vuelta donde ambos nos sentimos útiles”, explicó.

Hoy desempeña la tarea como siempre, pero bajo el nombre “José y la milagrosa”, nombre que le puso a su bicicleta luego de haberla recuperado de un robo hace menos de un mes, en la zona céntrica.

 

La militancia

El precandidato a intendente del Polo Obrero Tendencia subrayó que “en mi partido empiezo a militar en el 2017 y justo después vino la desaparición de Santiago Maldonado. Comencé a participar de actividades que hacía el partido hasta que después, en un momento determinado, me pasaba que no encontraba mi lugar. Siempre fui una persona formada, entonces por ahí me costaba encontrar el lugar donde me sintiera útil”, añadió.

En ese plano, explicó como inicio su tarea en los barrios. “Aparece la idea de formar el Polo Obrero en Pergamino, junto a otro compañero, que era Darío Tessone y empezamos a caminar los barrios. Arrancamos por Martín Illia, pero en ese momento no teníamos la posibilidad de acceder a ciertos beneficios para los compañeros, entonces tuvimos que recomenzar en Kennedy, donde la experiencia fue distinta.

“Ahí pudimos acceder a ciertos beneficios como la instalación de un comedor y poder arrancarle al Municipio una camioneta para poder ir a buscar las cosas. Conocimos a Silvia y a Victoria, que son dos compañeras que todavía están con nosotros y armamos un comedor nocturno al que concurrían en ese momento unas 200 personas, entre chicos y grandes. Y después nos fuimos expandiendo a otros barrios, aunque hoy la cosa está mucho más complicada que cuando arrancamos”, admitió.

 

Su candidatura

“El Polo me sirvió mucho para poder conectarme con la gente y así surge el lugar que hoy mis compañeros me dan como candidato a intendente, que fue por votación”, sostuvo, quien lleva en su boleta como precandidato a presidente a Jorge Altamira.

“Lo que intento hacer con mi trabajo es llevar el programa que tenemos a nivel nacional y en caso de ganar elecciones buscaríamos cambiar el sistema y todos los poderes. Es un sistema que se tiene que hacer de vuelta”, adelantó.

“Lo que me entusiasma es el hecho de que los compañeros me hayan elegido me da una posibilidad diferente de llegar a la gente. El alquiler de nuestro local, que está abierto todo el año, lo financiamos nosotros. El trabajo es colectivo y todos tratamos de ponernos la organización al hombro porque esto lo sacamos adelante entre los trabajadores”, destacó José Martínez.

En su análisis del Concejo Deliberante, puntualizó que “el Concejo Deliberante está dividido, pero el Frente de Todos nunca se va a movilizar para rechazar una ordenanza.

“Nosotros estamos con el tema del agua, con otras organizaciones y hay un Registro de Tumores y nadie levanta la voz y nadie dice nada y mientras tanto el agua de Pergamino está envenenada y hay vidas que se enferman. Detrás del negocio hay mucha crueldad y Martínez no nos cuida”, sentenció.

Preguntado por PRIMERA PLANA, sobre cuál es el mensaje para los pergaminenses, afirmó que “es que se involucren, que participen y llevar una lucha en conjunto de una sola clase, la clase obrera y que empiece a reclamar las cosas más pequeñas y exigir al Estado lo que le falta”.

 

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