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"La prioridad es que las obras salgan en tiempo y forma", dijo Fernanda Miño

La secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Social, Fernanda Miño, caminó las calles de la localidad bonaerense de Tres de Febrero junto a los vecinos y revisó el avance de los trabajos que forman parte del programa Argentina Unida.

La secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Social, Fernanda Miño, aseguró que "la prioridad" de su gestión es que "las obras salgan en tiempo y forma", durante una recorrida por el barrio Tres de Febrero de Ingeniero Budge para supervisar 145 conexiones de agua y 89 de electricidad.

Acompañada por la agencia Télam, Miño caminó las cuatro manzanas del barrio con unas zapatillas que, contó, había comprado en la feria de Cáritas de La Cava, San Isidro, donde vive desde que nació y donde se convirtió, primero, en referente social y, luego, en concejal del municipio.

La funcionaria, designada en el cargo tras la asunción de Alberto Fernández, revisó el avance de los trabajos de conexión, que forman parte del programa Argentina Unida por la Integración de Barrios Populares, y relató algunos aspectos de su historia, desde la llegada al conurbano de sus padres, originarios de Chaco, hasta su designación en Desarrollo Social, en diciembre de 2019.

De 46 años, e integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) encabezado por Juan Grabois, la secretaria planteó que la clave de las políticas de integración es apuntar a las particularidades que "diferencian a un barrio popular" del resto de "la trama urbana", para lo cual, subrayó, primero hay que garantizar el suministro de todos los servicios.

Miño fue catequista, referente en La Cava y llegó al Concejo Deliberante de San Isidro; sus padres, ya fallecidos, emigraron desde Chaco: "Estarán bailando chamamé en una nube", imaginó al referirse a ellos.

Además, tuvo que dejar los estudios secundarios -en Argentina la tasa de deserción en la educación media ronda el 50%- para trabajar como empleada doméstica.

Su historia, en este último punto, coincide con las experiencias de 2 de cada 10 asalariadas de la Argentina ya que el 21,5 de las mujeres que reciben una paga por su trabajo realizan servicio doméstico remunerado, según informó en 2020 un informe sobre brechas de género del Ministerio de Economía.

Las tareas que supervisó en el barrio Tres de Febrero-se llama así porque el 3 de febrero de 1991 se produjo en ese lugar una toma de tierras- forman parte de un programa de "obra pública intra-domiciliaria" que en seis meses ya concretó 145 nuevas conexiones de agua y 89 instalaciones eléctricas.

"Nuestro trabajo nace antes de la secretaría (de Integración Urbana), surge de una lucha de los sectores populares y de las organizaciones por llevar proyectos que cambien la calidad de vida de los barrios", subrayó Miño al inicio de la charla y luego detalló que el área a su cargo lleva adelante proyectos de integración que habían sido inscriptos en el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap).

La funcionaria estuvo acompañada por miembros de una cooperativa del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), quienes están a cargo de una de las unidades ejecutoras del programa Argentina Unida por la Integración de Barrios Populares.

Se trata de una línea de acción creada en 2020 por el Ministerio de Desarrollo Social.

"Nuestra responsabilidad es trabajar articuladamente en los barrios con los movimientos sociales", reafirmó Miño mientras caminaba por el barrio y conversaba con vecinos, con representantes locales del plan de integración urbana y con miembros de las cooperativas que llevan adelante las obras.

Una de las vecinas, la docente Nancy Herrera, que vive en el segundo piso de una casa compartida con su madre y hermano, relató cómo en los últimos meses lograron solucionar un problema eléctrico y, también, dejar de cargar agua desde una canilla compartida con los vecinos.

"Antes se me quemaban cosas porque era (una conexión de) alargue con alargue: si enchufábamos una cosa, desenchufábamos otra, y nunca conectábamos estufas, porque se nos quemaban los cables", relató Herrera para agradecer a los grupos de trabajo que ampliaron el tendido eléctrico, en su caso con tres tomas.

"Una para estufas y calefones, otro especial, que es para los tomas, y otro para la luz", explicó la docente y asimismo contó que su familia, a lo largo de décadas, llenaba el tanque de agua con la canilla del vecino.

La mujer, de 40 años, invitó a ingresar al patio de su vivienda, poblado de gallos y gallinas, para mostrar allí mismo un nuevo tanque instalado y en funcionamiento, y entonces agregó: "Tener una canilla parece algo tan simple pero fue gratificante. Pensé: 'al menos mamá no tiene que cargar más el agua desde el patio'".

Otro poblador del barrio, de nombre Xavier, saludó desde el portón entreabierto de su casa, acompañado por un perro recostado en el piso, e invitó a pasar a Miño y al grupo que la acompañaba, para finalmente agradecer por la "gran labor" realizada por la cuadrilla que le instaló agua y luz.

"Estos chicos bajaron del cielo, hicieron una gran labor", le transmitió entonces a Miño.

La funcionaria le respondió: "Mi viejo decía 'hay que ser agradecido por lo que hay y luchar por lo que falta'".

Xavier dijo estar desempleado y sostenerse con changas, y se propuso explicar en detalle, con su mujer y sus dos hijos observándolo en silencio, el funcionamiento de la conexión de agua tras la nueva instalación.

Todavía le falta presión a los caños, observó luego, por lo que completó la descripción con un chiste: "Por suerte en invierno la gente no se baña mucho".

Miño, tras retomar la recorrida, comentó: "Los barrios populares fueron creciendo con la ocupación de algunos terrenos, y la mayoría de ellos tienen los nombres de cómo se gestaron" y a modo de ejemplo repitió que el nombre de "Tres de febrero" refería a la toma de tierras del 3 de febrero de 1991.

"Ese día iba a haber un intento de toma con gente de Capital pero los vecinos de acá se organizaron para tomarlo antes", aportó entonces Miguel, un joven arquitecto que regresó desde Barcelona y que integra el Frente Darío Santillán, y sobre ese punto agregó que "casi el 80%" de los pobladores del barrio tienen una situación de "informalidad sobre la tenencia del suelo".

Además, el arquitecto remarcó que cualquier vecino de un barrio popular necesita "algún tipo de tenencia sobre el inmueble" si quiere realizar obras o trabajos dentro de las viviendas, ya que el Estado, puntualizó, "no puede intervenir dentro de una parcela privada sin el permiso del propietario".

Arnaldo Andrés Gerez, de 30 años, otro de los pobladores, y además uno de los 70 integrantes de la cooperativa que realizó las obras de suministro de agua y electricidad, contó que uno de los problemas del lugar es que algunas casas tienen debajo sus veredas los caños de Aysa, pero otras no.

"A muchos no les da el bolsillo por la situación de pandemia para hacer los trabajos y es jodido tener un peso de más para hacer el laburo este. Por lo menos, un tanque te soluciona algo la baja presión de agua. Después hicimos el tema de luz, y como mucha gente no la tenía en condiciones, quedaron muy agradecidos", repasó Gerez.

El operario aclaró que no usa el "nombre de novela" -lo bautizaron Arnaldo por el actor Arnaldo André, a instancias de su madre-, y pidió ser llamado por el apodo, "Uri".

En un momento de la recorrida, Miño le preguntó a los referentes sobre el estado de otros proyectos en curso, como el de la instalación de cisternas -algunas ya en funcionamiento- para solucionar el problema de la presión del agua.

Y en ese sentido, a modo de balance y desde su propia experiencia, estimó: "En los barrios populares hay una necesidad de sentirse parte de algo y, al no tener la posibilidad del (acceso al) agua y la electricidad, te hace sentir como que no sos parte", analizó.

"Cuando la lucha empieza a nacer desde las comunidades, hay una idea de 'yo formo parte de la lucha, porque esto no lo tenemos y hay que conquistarlo'", subrayó luego.

Antes de retirarse del barrio, la funcionaria preguntó a algunos ocupantes de viviendas cómo habían sido tratados por las cuadrillas de trabajo, cuánto tiempo habían estado y si les habían explicado lo que harían a medida a medida que avanzaban.

Miño también consultó si las nueve cuadrillas a cargo estaban funcionando con paridad de género tanto entre los operarios como entre los oficiales, y lo mismo preguntó sobre el coordinador del grupo: de hecho, reprochó la funcionaria, la última vez que había estado en ese barrio había detectado que tal paridad no ocurría.

Por último, la mujer concluyó su visita con una reflexión: "A veces -dijo- los que venimos de los sectores populares no somos conscientes de que tenemos derechos y, cuando te vas formando y te ayudan a reconocerlos, como a pelear por ellos, ahí se puede ir creciendo con otros y con otras, te vas haciendo parte", valoró.

Con información de Télam

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