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Las abuelas en pandemia: Entre el colectivo de mayor riesgo, la resiliencia y el pedido a los más jóvenes

Un grupo de ancianas que reside en la vecina localidad de Acevedo, que forma parte del sector más vulnerable y afectado por el nuevo coronavirus, cuenta como la pasa: “Extrañamos el tacto con los seres queridos”

Las habitantes de una casa para adultos mayores de la localidad de Acevedo atraviesan “una tristeza muy grande por la pandemia, pero luego de casi 11 meses continúan estoicas ante la crisis y la falta de contacto con sus familiares.

Elsa, Mariela, Coca, Alicia, Irma, Elena, Teresa, Josefina y dos Nildas son el corazón de La Residencia Los Nonos, o Casa de los Nonos, el hogar que Elda Herrera alquiló y adaptó como geriátrico a mediados de 2019 al servicio de la comunidad de Acevedo y la zona. La mayoría de ellas tiene más de 85 años y son el grupo más vulnerable de esta crisis mundial.

En la sala que separa la calle por un ventanal, las abuelas se reunieron para recibir con alegría a PRIMERA PLANA. Algunas en sillas de ruedas y otras en andadores, ante todo, advirtieron de forma conjunta a los más jóvenes, en especial a los que asisten a las fiestas clandestinas: “No sean caraduras”, “No se hagan los rebeldes” y “Están equivocados en lo que hacen. Ellas están al resguardo en un hogar de ancianos, ¿Pero cuántas personas de la misma edad no lo pueden estar?

Con sus largos años, atravesaron golpes de Estado que derivaron en dictaduras cívico-militares, conflictos bélicos como el de Malvinas Argentinas e incluso en su memoria recuerdos de la última Guerra Mundial, pero nunca vivieron una situación como la de estos tiempos ya que es muy distinta por un aspecto en particular: “No nos podemos abrazar”, se lamentó Nilda y el resto asintió. Extrañamos el tacto con los seres queridos, explicó Teresa enseñando el puño cerrado, esa forma de saludar que trajo aparejada el coronavirus.

Algunas no pudieron salir del geriátrico desde marzo o tuvieron nulo contacto con sus familiares, que viven lejos o que no las visitaron con la asiduidad que un panorama “normal” lo hubiese permitido.

Resisten, aguantan estos tiempos esperando la vacuna que alguna vez llegará. Las abuelas de Acevedo pasan sus días dándose una mano entre ellas, recordando viejas alegrías, jugando a las cartas y a la lotería o tejiendo y bordando ropa para bebes: Lo mejor para la soledad, soslayó Elsa.

Elda Herrera, la “Patrona” como le dicen las abuelas, las definió como “unas genias”, quien junto a cuatro trabajadoras permanentes que van rotando de domingo a domingo, forman el “staff” de esta casa de tres habitaciones, un baño, cocina y comedor, un largo patio con árboles de naranjas en el fondo y una sala común de juegos que da a la calle 9 del pueblo.

Además, trabaja una persona que realiza una limpieza completa del hogar; un médico que está disponible las 24 horas y una profesora de Educación Física, que asiste dos días a la semana para que las residentes se puedan ejercitar.

Pese a la situación actual, Elsa, Mariela, Coca, Alicia, Irma, Elena, Teresa, Josefina y "las" Nildas no están solas en la pandemia. Las apoya mucha gente más. Y saben que tienen a la comunidad de Acevedo detrás.

                                                         

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