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Legalizar mentiras

Leonardo Velasco Por Leonardo Velasco | 14 de Julio de 2020

Marchar y manifestar, protestar y expresarse, son actitudes repúblicanas y democráticas a las que cualquier ciudadano tiene derecho en este país y no son más que la ejercitación de los mismos. 

Gracias a que muchos argentinos pagaron con sus vidas los resultados de esa puja, nuestra sociedad encontró espacios urbanos de manifestación que con mayor o menor intensidad vienen existiendo desde el 10 de diciembre de l983.

Algunos lo han denominado “ganar la calle”. Fundamentalmente el peronismo que siempre se sintió más cómodo en ella, aunque de ninguna manera puede ser considerado patrimonio de ese ni de cualquier otro espacio político. La presencia en las calles no solamente construye y refuerza símbolos sino que también unifica y potencia  mensajes.

Como era esperable, la actual oposición lentamente está incursionando en esta nueva estrategia de movilizarse, con sus propias características.

Sin mucha experiencia y sin abandonar aquellas redes sociales que tan buenos resultados le dieron, parece haber encontrado otro recursos en la calle, que reforzados y multiplicado por los medios afines, que son casi todos,  alcanzan todavía resultados positivos en términos de instalar temas en la Argentina. Incluso el fenómeno ya no se centra en cuántos son sino en la asombrosa capacidad para instalar y legalizar mentiras.

¿Hasta cuanto será válido? ¿Hasta cuándo será rentable instalar mentiras en la Argentina?

“Contra la intervención de Vicentín”, “Contra la excarcelación de Lázaro Baez”, “Por una mayor flexibilización de la cuarentena”, “A favor de la libertad de expresión” y “En defensa de la democracia”. Así de múltiples y difusas fueron sus últimas consignas ante una convocatoria escasa, pero muy convencida en defender las mentiras de turno.

Políticos y militantes mentirosos una vez más, comparándonos con Venezuela, entre tantas otras incoherencias.

Deberá la oposición ser más creativa y encontrar otros caminos de construcción política. Parece que no han comprendido que a la demonización a las operaciones y a las mentiras le queda poca vida útil. 

¿Cuánto tiempo más pensarán que se les puede seguir creyendo manifestarse por la libertad de expresión para terminar golpeando a los periodistas y destrozando móviles de televisión? ¿Quien puede creerles que le importa la libertad de prensa?

Cómo ser creíbles después de “pedir Justicia” en defensa de Vicentín, en lugar de hacerlo por las verdaderas víctimas que en este caso son el Banco Nación y los 2.600 productores estafados por la empresa.

Cómo predicar que se marcha por la democracia y al mismo tiempo apoyar al golpismo en Bolivia.

Cómo sustentar el pedido de libertad plena en época de pandemia, cuando las medidas se decretan por cuestiones sanitarias tratando de evitar más muertes.

Si bien entendemos a la oposición como una alianza formada, principalmente, por el sector más prostituible del radicalismo que siempre pareció estar dispuesto a todo, junto a un joven PRO, con poca experiencia callejera, está situación no debería ser sinónimo de entregarles licencias para mentir. 

Está bien que protesten, que se manifiesten y realicen todas las caravanas que deseen, pero no está tan bien que sigan recurriendo a legalizar mentiras como método de construcción política. ¿Hasta cuándo?

El autor es periodista y conductor del programa "Pan y Circo" por FM 106.7 (RADIO MÁS)

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