• cielo claro
    10° 11 de Mayo de 2025
claudio-albarenquejpg

“Lo mejor fue siempre que pude ponerle mi propia impronta”

Claudio Albarenque, el nativo de Acevedo que con simpatía y sencillez, brilló en los medios de comunicación más importantes del país. “Pasaron 25 años ininterrumpidos de ejercer, vibrar, vivir del periodismo, de esta verdadera pasión”, dijo

Nació en la vecina localidad de Acevedo, donde pasó su infancia, pero en la adolescencia cursó los estudios secundarios en nuestra ciudad. Desde ese momento, Claudio Albarenque fue un pergaminense más, aunque se encarga todo el tiempo de aclarar, con orgullo y en voz alta, de dónde es nativo. Porque precisamente dio sus primeros pasos como periodista en la radio de su pueblo.

Le gustó y decidió estudiar Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). No demoró demasiado para llegar a Buenos Aires, donde estuvo en los programas televisivos más populares, se destacó en los medios más importantes y dejó un gran recuerdo, por ejemplo, en “Bendita TV”, conducido por Beto Casella y princpalmente en “Venite con Georgina”, entre otros.

Hace algunos meses volvió a Acevedo y también a Pergamino sin renunciar a esparcir su característica simpatía y amabilidad.

Tal vez los medios nacionales perdieron -por ahora- a un valor periodístico difícil de encontrar hoy, pero la ciudad recuperó a una persona de valores transparentes, un ser humano que vale la pena conocer.  

 

- ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia en Acevedo y la adolescencia en Pergamino?

- Para mí es la libertad, el recuerdo de andar suelto por la calle disfrutando muchísimo con mis amigos en una época sin redes sociales, ni play. Entonces era el vínculo entre nosotros, en grupo, saliendo en bici por las calles, a jugar a la pelota, a divertirnos.

Parece una mirada nostálgica, pero en realidad sería el mundo que me gustaría para mi hijo, volviendo a los recuerdos de esa época, que la actualidad sea un poco como mi vivencia en el pueblo de Acevedo. Y en Pergamino en la Escuela de Comercio “Esteban Echevarría”, mi secundario.

Fue un tiempo extraordinario, de gente maravillosa, de divertirme mucho con el grupo de amigos y también de experiencias que no existen en otros lugares, como la bicicleteada de fin de año, visitando y siendo recibidos por cada profesor y, terminar todos en una plaza tocando la guitarra, cantando tomando algo. Una etapa muy feliz, de mucha libertad y de mucha participación política. Recuerdo que estábamos en cuarto año de la secundaria y ganamos el centro de estudiantes, buscábamos construir para tratar de cambiar el mundo. Esos ideales ocurrían ahí en el comercial.

 

- ¿Que recordás de aquella Radio Encuentro de Acevedo?

- Fue el germen, la semilla que se instaló en mí. Descubrí en la acción, la profesión, la vocación. A mí me gustaba mucho la actuación en un principio, pero no terminaba de decidirme. Me gustaba la abogacía, porque me decían que tenía mucha afinidad de palabra. Y Carlos Ceccoli puso esa radio. Nos buscó para vender una especie de suscripción, que eran los aparatitos, como una frecuencia de música que figuraba en los consultorios médicos. Y en ese momento, alguien debía comenzar la programación: era un lunes, a mí me pareció maravilloso, estaba en quinto año de la secundaria, iba a la tarde al colegio, así que por la mañana comencé a trabajar en la radio, lo que para mí fue prácticamente uno de los mejores períodos de mi vida. La radio mucho tiempo tuvo éxito por la mañana, comencé a realizar una suerte de magazine en Acevedo, una experiencia imborrable.  Por ejemplo, la primera visita de Raúl Alfonsín, ya presidente, a Pergamino, me dio la oportunidad de, con un grabador, una mano temblorosa, poder enfrentarlo y realizarle dos preguntas. Me salió media, hasta que me miró y sentí ese peso de enfrentar a un hombre que estaba en la cima del poder y era como idolatrado por todo el mundo. Ahí fue mi primer encuentro con alguien realmente de otra estatura, de otra dimensión moral, intelectual, política y se me aflojaron las piernas, comparable únicamente al día que me tocó enfrentar a Diego Armando Maradona, que me miraba a los ojos. Nunca voy a olvidar algo así. Son los instantes en los cuales uno se siente muy chiquito y tiene que respirar hondo para poder hace lo que corresponde que sería preguntar. Esa fue un poco mi experiencia en Radio Encuentro y algunas notas que me marcaron.

 

- ¿Cómo llegas a Buenos Aires y cuál es tu actualidad?

- Los medios en Capital eran un desafío natural. Me fui a estudiar en la Facultad de Rosario. Cuando terminé de cursar tenía como objetivo probar y probarme en Buenos Aires. No es como ahora que se puede generar contenido en cualquier lugar del país. En esa época, año 98, no existía otra opción que llegar a Buenos Aires, ir a medirse e intentarlo. Fui con la idea de quedarme unas semanas y alguien me dijo nunca te quedes con la frase ‘si yo hubiera’. Entonces quería romper esa sensación, al menos intentarlo y pasaron 25 años ininterrumpidos de ejercer, vibrar, vivir del periodismo, de esta verdadera pasión. Pero fue golpeando puertas, hablando con gente, en los bares, me cruzaba con alguien y le contaba quien era en 30 segundos y que me interesaba trabajar en los medios. Así fue de la mano de un amigo, de otro amigo y así sucesivamente y llegue a una prueba un sábado, en TeLeFé para cubrir en zona sur; eran policiales las notas que hacíamos. Trabaje ese primer sábado, me convocaron para un domingo y ahí ya después me quedé. Así surgió el primer trabajo en el noticiero de TeLeFé al mediodía, de cronista de zona sur.

Después, en ese primer verano, me pude ir a Carlos Paz a realizar espectáculos, que me divertía un poco más, si bien no era lo que quería, pero era más entretenido. Y ahí comencé a trabajar en “Venite con Georgina”, ese programa fue para mí un lugar muy importante, valioso y que lo recuerdo con mucho cariño. 

Ahora nos mudamos con Agustín, mi hijo y Josefina mi mujer, a Pergamino. Lo decidimos en familia. El trabajo va a estar en Capital o en Pergamino, donde vayan surgiendo posibilidades para esto, que es una pasión y a su vez mi profesión. Tengo un proyecto en Capital de radio streaming, que en la actualidad cada vez se utiliza más.

 

- Si tuvieras que volver a tres lugares que te marcaron ¿Cuáles serían y por qué?

- Un lugar fundamental es la cocina de la Parroquia Santa Teresa de Jesús de Acevedo, donde el cura José Luis Aramburu nos formó en el desafío de ir creciendo como personas, no solamente desde la fe, sino intelectualmente. Esa cocina era como las tertulias de Margarita Sánchez de Thompson, en aquella Buenos Aires colonial, un poco así. Era como nuestra casa, como el pueblo, donde participábamos en los grupos parroquiales y teníamos como una intención de cambiar el mundo.

Otro lugar muy interesante para mí y va a sonar oscuro, pero era el cementerio. Mi abuelo fue durante muchísimo tiempo encargado del cementerio de Acevedo y para mí era como una aventura de chicos, sobre todo el día de los santos difuntos. Muy pequeño iba con la latita a llevarle agua a las tumbas y me daban unas moneditas.

En Pergamino, sin dudar, me marcó la Escuela Secundaria de Comercio; para los de Acevedo, venirse a realizar la escuela secundaria acá era como la primera vez que salías del ámbito familiar, pero cambiabas tu espectro de amigos y crecías. Fue muy importante el secundario en Pergamino.

 

- ¿Como ves la función hoy de los medios de comunicación y que cambiarías?

- Los medios se han convertido en un show y tienen claro que es un entretenimiento. El periodismo ingresó dentro de esa estructura de entretener, de captar el tiempo y eso que se le disputan las redes sociales y las plataformas. Ya los chicos no registran canales, sino que ven contenidos, en YouTube, donde sea.

En ese contexto, el periodismo no escapa a la lógica ni empresarial, ni del show. Lamentablemente ha sucumbido. Primero está el minuto a minuto, que fue una de las grandes tragedias de los medios, de la televisión, sobre todo. La herramienta es maravillosa, pero no lo sabían usar, les ganaba la ansiedad y no se respetaba al entrevistado, nada.

Fui mucho tiempo panelista en Bendita TV, era un juego de roles. Después fue como ganándole la esencia al periodismo esta nueva dinámica y hoy básicamente lo que hace es tratar de construir audiencia desde el enfrentamiento, la polémica o la grieta, es una pena. Creo que hay una posibilidad para mantener el espíritu crítico, para tratar de construir pluralidad. No en el aire, el mismo medio puede y debe ser plural y el mismo profesional puede mantener que su espíritu crítico y plural obre el modo de abordar la noticia.

 

- ¿Qué fue mejor la televisión o la radio?

- Amo los dos, la televisión y la radio. En televisión, me parece más show para adentro, se debe mostrar un show con su escenografía y demás. La radio te propone más ir para afuera y convocar al oyente, hacerlo con él y construir con la imaginación del oyente, ese juego radial.

Lo mejor fue siempre que pude ponerle mi propia impronta a un producto porque era escuchar a la gente, ponerse en el lugar del otro. Y en tele, las mañanas del 9, la conducción fueron espacios donde pude mostrarme como ese pibe de pueblo, que es lo que me interesa mostrar, la esencia de cada uno. Es donde mejor me siento, siendo yo, con mi sello como profesional.

Si todavía no recibís las noticias de PRIMERA PLANA en tu celular, hacé click en el siguiente enlace https://bit.ly/3ndYMzJ y pasarás a formar parte de nuestra base de datos para estar informado con todo lo que pasa en la ciudad y la región.