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Lucio y todes les niñes

Jorge Alberto Sharry Por Jorge Alberto Sharry | 3 de Diciembre de 2021

En dos días sucesivos PRIMERA PLANA publicó dos columnas firmadas sobre el horroroso caso del niño asesinado en La Pampa y en ambos casos, la mirada fue fríamente subjetiva condenando globalmente a todas las mujeres que elijan amar alguien del mismo sexo o participen de las luchas por los derechos de la mujer. Sabemos que quienes están en contra del aborto pertenecen a esa raza que no se resigna a perder y se agazapa esperando algo, una señal que les permita condenar a quienes lograron la ley

Hay palabras que insultan en forma mucho más agresiva que las mal llamadas “malas palabras” (sic Fontanarrosa), como por ejemplo “son pareja sin marido que lucen pañuelo verde” (sic Adolfo Zabalza). ¿O se necesita tener pareja del mismo sexo para ser asesina o asesino? La mayoría de los homicidas de todos los tiempos son heterosexuales con parejas bien instaladas de acuerdo al conservador protocolo social y ancestral. Obviamente que el autor de esta especie de prosa las “condena al averno” que va más allá de la condena judicial que todos queremos y no, por asesinas, sino por lesbianas y “aborteras”. Es una condena religiosa, ya que, por suerte, el infierno como averno solo está en la religión. En la tierra tenemos otros…

Hay innumerables casos de parejas heterosexuales, que maltratan a una hija o hijo hasta matarle. Quemaduras de cigarrillos, inanición, humillaciones, abusos sexuales y golpes. Todo va mucho más allá del género y las orientaciones sexuales. Es el abuso de poder de los adultos padres y madres y  una de las violencias más naturalizadas por estos tiempos. Miles de niñas y niños mueren todos los días sin que los medios se ocupen de ellos invisibilizándolos; muchos esperan ser adoptados en institutos en donde no son bien tratados, pero la burocracia de una ley de adopción que espera su actualización, hace que allí crezcan. La miseria y la indigencia generan que la mortalidad infantil sea cada vez mayor, pero de estos números nadie se ocupa, solo importa el dólar. Y la pedofilia en los grupos religiosos…

Estigmatizar a la comunidad homosexual o a las mujeres que elijan amar a alguien de su mismo sexo, es al menos, homofóbico, discriminatorio, violento y retrogrado; todo eso unido o no, se llama odio y jamás el odio nos va a ayudar a construir

Estas asesinas deberán ser condenadas como corresponde, su elección de género no importa en este caso. Lo que sí importa es que ese niño estaba con  su madre porque el juez, ahogado en su propio patriarcado, consideró que a un niño lo debe criar su madre, a pesar de los reiterados pedidos del padre para que esté con él. Eso es lo que hay que revisar, juzgar o condenar, no las elecciones sexuales de quien se convierta en asesino

Lo que sabemos del caso es que los abusos contra Lucio Dupuy eran constantes, que la familia paterna había solicitado la tenencia y se la negaron, que había ingresado numerosas veces al sistema de salud pública con traumatismos y que aun así seguía bajo la guarda de su mamá biológica y su novia. Esas son las cosas que hay que rever y no el “lesboodio” y los pañuelos verdes o celestes o del color que fueran. Con el mayor de los respetos.

*El autor es actor y periodista          

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