La jocketa de Pergamino, María Scaldaferri vive en Estados Unidos desde el 2018. Luego de participar durante varios años en el turf argentino y competir en otros países, decidió emigrar al norte, en busca de nuevos desafíos.
El último fin de semana de marzo consiguió un quinto lugar que le significó volver a las pistas de la mano de una entrenadora reconocida del circuito.
Estados Unidos sufre como pocos lugares en la actualidad la pandemia del COVID-19, según cuenta María Scaldaferri. “Estamos en cuarentena, pero es opcional, no obligatoria como en Argentina”, le dijo a PRIMERA PLANA.
Pese a que las carreras se desarrollan sin público, el “hipódromo no cerró y podemos seguir trabajando normalmente a la mañana. Están tomando muchas precauciones, como por ejemplo cada vez que entramos a la villa hípica te toman la temperatura con la pistola laser y te piden la licencia con un permiso”, reveló.
En lo que refiere a la competencia analiza que “hay diferencias abismales con lo que son los hipódromos de Argentina. Hay cosas buenísimas que no cambiaría por nada del mundo y ojalá que abracemos el mismo modelo en nuestro país en los hipódromos”, dice la pergaminense y admite que “hay algunas cositas que extraño mucho de allá”
Durante estos dos años, la jocketa advierte que en Estados Unidos se invierte más dinero en un deporte que es más profesional, pero resalta varias cuestiones de nuestro país. “Por ejemplo, San Isidro, es muchísimo más grande que cualquier hipódromo de acá” y “el pasto, pese a que nosotros los jockey siempre nos quejamos de que es malo, la pista de césped es muchísimo mejor que la de las gran mayoría” y sobre todo el sistema de entrenamiento ya que según explica “los entrenadores trabajan a conciencia. Me siento más cómoda con el sistema de allá. Nosotros arreglamos todo con un alambre y un pedazo de madera, un caballo aunque no tenga nivel, aunque pueda ganar un sola carrera en todas su vida, hay que hacerle un millón de cosas, se lo va hacer para tratar de ganar todo, de ese caballo depende la entrada económica de muchísimas personas”.
María Scaldaferri subraya que en Argentina “se trabaja para llegar a que el caballo sea haga bueno, acá no; se trabaja para criar a los caballos buenos. Al final es mejor el método de acá, pero a mí me va a seguir gustando el método de allá. Es buscar por cualquier forma, con cariño y con trabajo lograr buenos resultados”.
En el circuito del turf nacional, su nombre es conocido y es una muestra de carácter, su decisión de instalarse en otro país ya que pese a ser reconocida aquí, en Estados Unidos, se está ganando su lugar. “Me encuentro en el momento que estoy arrancando, pero ya no siento que estoy empezando de cero, porque estoy trabajando con una entrenadora que me dijo que me iba a dar una oportunidad, que me iba a dar chance para correr a medida que me viera bien”, puntualiza a PRIMERA PLANA.
Uno de los últimos fines de semana tuvo esa chance que tanto esperaba de demostrar que representa a nuestra ciudad. “Me dio la oportunidad de montar un caballo, fue un domingo, llegamos quintas, corrió bien la yegua, ya es otra etapa de ahora en adelante, la cosa ya va a ser distinta, pero estamos trabajando muchísimo para lograrlo”.
Trabaja en un establo durante todo el día, su vida son los caballos, pero a veces se torna difícil la realidad lejana a los suyos. María dice que a su familia “la extraño siempre. Cuando estaba en Buenos Aires también la extrañaba, como a los pocos buenos amigos que he tenido, a la gente buena de allá, poder sentarme a tomar mates con alguien y charlar de cualquier cosa y reírnos: acá la gente no es muy comunicativa”.
Se crió en Pergamino, cerca de la cancha de Douglas Haig, donde su papá “pedía un pony chiquito a un vecino y me subía. Todavía no me mantenía en pie, pero podía quedarme montada durante horas”, recuerda.
“El me agarraba para sacarme y yo me prendía de las crías y empezaba a llorar que no quería que me sacara”, cuenta entre risas.
“Cuando era chica y estaba en Pergamino no hacía más que averiguar todo lo que pudiese de carreras del mundo y siempre admirando a los mejores. Estoy en mi camino y eso es lo más importante porque sé que se va a dar todo”, afirma confiada María Scaldaferri, un claro ejemplo de esfuerzo y determinación.
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