No hace falta inventar, sino copiar bien

La confirmación oficial que en Pergamino se paga el boleto de transporte público más caro del país hace caer nuevamente el velo de la realidad que padecen los pasajeros que viajan a diario para ir al trabajo, a la escuela, o a atenderse al Hospital “San José”, por ejemplo.

Es política de Estado desde más de 20 años el otorgamiento de subsidios al transporte público de pasajeros. Desde 2002, el Estado desembolsa millones todos los meses en calidad de subsidios para que las empresas prestadoras mantengan sus ganancias sin ningún riesgo.

En nuestra ciudad, la empresa La Nueva Perla S.R.L., que tiene la concesión del servicio, admite que al menos el 90 por ciento de sus gastos operativos se mantienen con subsidios. Es decir que ese 90 por ciento del costo de funcionamiento depende del Estado.

Frente a este panorama, el negocio parece fabuloso para los empresarios entonces. ¿Quién no quisiera administrar una empresa en éstas condiciones? Pero a todo esto, ¿el servicio que ofrece es eficiente?

El transporte público de pasajeros tiene muchas dificultades desde hace varios años. Y nadie se hace cargo. ¿Qué clase de unidades pone la empresa en la calle? ¿Cuándo fue la última renovación? ¿Son seguras? ¿Cuentan con calefacción y algún sistema de aire acondicionado? ¿Se respetan las frecuencias?

Aquí no hay culpa de los trabajadores, sino hay responsabilidad de un empresariado que hace años presta un servicio con la mira puesta siempre en el lucro y no en mejorar su calidad. Y al mismo tiempo por responsabilidad de Gobierno Municipal, Provincial y Nacional ya que en vez de darle una solución de fondo a esta situación mantiene la lógica política de ponerle parches mediante subsidios y préstamos millonarios -que no se destinan ni se invierten en el mejoramiento del transporte- y subas constantes en los costos del boleto. No sólo hasta el punto de abonar en Pergamino el pasaje más caro de la Argentina sino con la posibilidad concreta que en las próximas semanas llegará a los 1500 pesos.   

El boleto continuará sufriendo incrementos porque sí el único argumento son los estudios de costos automáticamente todo el tiempo indicarán una mayor necesidad de aumento porque cada vez hay menos pasajeros que pueden subir al colectivo.

Ahora, sí el Estado subsidia el 90 por ciento para que funcione el transporte público, no sería para nada descabellado que auxilié con un 10 por ciento más y el servicio sea gratuito.

La política adoptada en Bahía Blanca es otro buen ejemplo a imitar en la ciudad. Se llama Bahía Transporte SAPEM, una Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria, que presta el servicio de líneas.

Es un medio de prestación de los servicios de interés público tendiente a satisfacer necesidades colectivas de carácter local, caracterizada por la interacción de agentes públicos y privados con capacidad de innovar, de actuar estratégicamente y cooperar para enfrentar los retos de la competitividad, la escasez de recursos y fuentes de trabajo.

Se constituye como una forma de abrir la participación en las políticas públicas potenciando la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad. A veces no es necesario inventar nada, sino copiar bien.

*El autor es periodista, integrante de PRIMERA PLANA y de RADIO MAS (FM 106.7 – www.maspergamino.com.ar)

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