“A la comisaría ya he ido a denunciar, pero los tiempos de la Justicia muchas veces no son los tiempos nuestros”, narró Daiana anoche a PRIMERA PLANA.
En la Comisaría de la Mujer y la Familia, a la víctima la conocen, porque la situación de ayer ya la atravesó varias veces. Esta vez, particularmente, el dato es que ella se había ido de la casa, con sus dos hijos, por el riesgo inminente que corrían y por las demoras existentes y entendibles para que una denuncia haga el recorrido legal. Pero la violencia no entiende de horarios administrativos.
La presentación judicial de ayer se caratuló como Amenazas Agravadas y se rotuló como “urgente” y se solicitó, otra vez, una restricción de acercamiento -ya tenía una que se venció y no fue actualizada-.
En el historial ya existen otras denuncias por maltrato y violencias físicas. “Una denuncia cuando pasó el golpe, pero antes ya habían pasado un montón de cosas para llegar a eso”, contó de manera impactante relatando su historia personal, que bien se podría quitar su nombre y leerla sobre la realidad de cualquiera de las tantas que sufren violencia de género.
“El domingo tomé coraje, no aguantaba más. Dije que iba a hacer unos mandados y me fui. Agarré los nenes, salí de la casa y no volvimos más. Salimos con lo puesto los tres”, sintetizó Daiana.
“Salimos con lo puesto”, dijo. El domingo, aprovechando el sol, la víctima juntó coraje, abrigó sus hijos y le dijo a su pareja de 26 años, que iba a hacer mandados. Dejó la vivienda del Barrio Acevedo y se fue a un domicilio dónde están actualmente y se sienten resguardados, en la zona de Villa Alicia.
De acuerdo a la denuncia de Daiana, el hombre desde que supo dónde se encontraban, no hizo más que merodear el sector y amenazar a la madre de sus hijos.
La solidaridad y el acompañamiento puso a esta familia en un hogar dónde funciona un merendero, y el estar en contacto con otras personas y recibir cierta contención, palabras de afecto y seguridad en el entorno, le mostró, en estos breves días, la necesidad que las cosas cambien, y “que uno estando en esa situación no ve, porque pasa todo el tiempo y ya como que lamentablemente uno se acostumbra. Yo no quiero tener más miedo, ni quiero que mis hijos no puedan disfrutar jugar al aire libre”.
Lo que ahora quedó en manos del Estado, es la resolución, en el inmediato, de cómo resolver ingresar al domicilio por las pertenencias de los menores, ropas y los bienes personales. “Si en vez de irme, le decía que me iba, no llegaba a hacer la denuncia”, advirtió la víctima, por el peligro que corrían y porque no escapando de ese hecho, tiene que lidiar, ahora, con amenazas en el nuevo domicilio dónde se encuentra. “Los nenes ni siquiera pueden jugar en la vereda. Hoy (por ayer) me amenazó por mensajes y estuvimos todo el día encerrados, y acá vivimos con más gente y hay más nenes, no es justo vivir así tampoco”, aseveró.
La complejidad y la urgencia del caso, por el resguardo integral de los nenes, llevó a Daiana a volver a denunciar. “Yo lo que quiero es la guarda personal de los nenes”, pidió, proceso judicial que el Juzgado de Familia del Departamento Judicial Pergamino debería resolver mañana.
La situación es que “el padre ya se llevó a uno de mis hijos sin consentimiento y se profugó sin permiso ni documentación, por algunos meses.
“Espero que la guarda completa de los nenes termine con todas estas manipulaciones y amenazas, porque no es vida todo esto; y que también fije responsabilidades, y que los chicos no queden expuestos ante una persona y toda esta situación, siendo que su papá ya no había respetado la anterior medida de prohibición de acercamiento”, expresó a PRIMERA PLANA.
Imagen de portada ilustrativa
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