Las modalidades de robos siguen mutando y aumentando como los niveles de osadía y violencia que despliegan los malvivientes a la hora de cometer un ilícito.
El martes, los agentes del Comando de Patrullas fueron advertidos sobre un robo que se estaba cometiendo, en flagrancia, en un kiosco ubicado en Avenida Ameghino y calle Guido, en el Barrio Acevedo.
Al arribar la Policía, el hecho ya había sido consumado y el ladrón había escapado dejando a dos empleadas totalmente aterradas y al dueño del negocio con una pérdida económica mayúscula.
El asaltante actúo solo, vistiendo un casco de motocicleta, color rojo; una campera inflable negra; un jean azul con roturas y zapatillas negras, con detalles blancos.
Apenas ingresó al kiosco, se puso la mano en la cintura y sin exhibir armas, exigió la recaudación que le fue entregada por las empleadas en una caja de cartón. En el interior había un monto aproximado de 100 mil pesos argentinos.
Una vez cumplido el hecho, emprendió su huida sin dejar rastros, pero sí un sentimiento de desamparo y desprotección para las empleadas que vivieron momentos de angustia y tensión extremas.
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