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A más de 135 días de la cuarentena, se crearon nuevas ollas populares

La realidad de algunos barrios se vulnera con el correr de los días en la emergencia sanitaria, con pocas respuestas municipales a las altas demandas, en la última semana se habilitaron al menos cuatro propuestas de asistencia alimentaria en distintos puntos de la ciudad

Las necesidades de los barrios de la ciudad se vuelven concretas y reales a la hora de raspar la olla. Los barrios marginados, postergados, olvidados, periféricos, vulnerados, cómo sea que sean rotulados, los barrios más alejados de la zona céntrica, sufren ser el gran porcentaje del trabajo informal, y también sufrieron el desempleo en este contexto de pandemia. Quienes viven de changas o del día a día, la cuarentena vino a vulnerar aún más las condiciones preexistentes, sumados a un Estado Municipal que lejos de estar en la diaria, vuelve dificultosa la plenitud de beneficios y recursos para afrontar la crisis.

Es por esto que desde el inicio de esta cuarentena, PRIMERA PLANA fue contando sobre las respuestas colectivas, desde diferentes barrios, espacios y colectivos. Esta vez, a casi 20 semanas de iniciada la cuarentena, prevista hasta el 16 de agosto al menos, siguen profundizándose necesidades que se intentan suplir mediante la organización vecinal.

Fabiana decidió emprender en su casa, en barrio Villa Alicia “porque hay una gran ausencia del Estado, no hay ni para un vaso de leche en el barrio”, y se organizó con algunas vecinas que la ayudan a hacer tortas fritas o bizcochuelos para las meriendas, pero como la demanda era tan grande, pudo coordinar con donaciones y “levantar una olla popular para los vecinos, con lo que tenemos, le pedimos a quienes quieran colaborar, que nos ayuden”. El comedor en la casa de Fabiana funciona hace dos semanas y queda en Larreta N° 60, entre Hernandarias y Lucio Mansilla, su contacto es 2477-694122.

Leonela es de barrio Kennedy y con algunas compañeras decidieron hacer colectiva la necesidad individual. “Las bolsas de mercadería que nos dan cada quince días no alcanzan, y en el barrio hay muchas necesidades, este fin de semana empezamos con lo que conseguimos”, expresó, sobre la realidad que deciden enfrentar organizadas. ”Contamos con unas 150 raciones con mucho esfuerzo, aunque sabemos que no es ni un cuarto de la cantidad de personas que lo necesitan, por eso es importante la colaboración de la gente”. Esta olla se llevará a cabo todos los sábados al mediodía en calle Andrade 1842, entre Baigorria y Beltrán y el contacto es 2477-554634.

 Silvina vive en barrio 80 viviendas y se puso en contacto con el Padre Anibal de la Iglesia San Cayetano del barrio 12 de Octubre, quién coordina los espacios religiosos y brindó el espacio de la Iglesia su barrio, para “empezar a dar la merienda, aunque sea una leche con pan. Principalmente darle una comida a los más chiquitos del barrio. A diferencia de otros barrios, en esta zona no hay ni merendero ni comedor, por lo que la necesidad es mucha”. “La idea es poder garantizar el almuerzo también, y ojalá el Estado y la gente nos pueda acompañar”. Quienes quieran colaborar pueden hacerlo al 2477-216051.

 Karen, junto a su esposo Nelson viven en Bahía Blanca 740, casi esquina Senillosa del barrio Virgen de Itatí. Son reconocidos en el barrio por su solidaridad. Se trata de “trabajar en distintas cosas en el barrio, ayudar dónde y cómo podemos”, aseguró a PRIMERA PLANA y durante la cuarentena “organizamos ollas populares y meriendas para ayudarnos entre los vecinos, gracias a la colaboración de una organización, de comercios y también de los vecinos que salen a pedir y nos acercan”. El teléfono para contactarse con esta pareja es 2477-598056.

 Las vecinas, contenidas en el espacio social SOMOS, y gracias a la articulación de esta organización con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, reciben los alimentos no perecederos: fideos, arroz, harina, puré de tomate, enlatados, polenta, leche, legumbres. Es por esto que el pedido, como por lo general el de todos estos espacios socio-comunitarios es el mismo: necesitan los frescos, las verduras o los trozos de carnes, para brindarle calidad nutritiva al trabajo que hacen, a pulmón y voluntad, desde y para sus barrios.

 Todas estas mujeres, que son quienes históricamente sostienen estos espacios populares,  entienden que la salida es colectiva. En el ideario social, “las organizaciones sociales son hijas (de la crisis) del 2001” y si bien ya existían muchos merenderos, las ollas populares en nuestra ciudad, parecen ser hijas de la pandemia.

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