Más allá de su perfil empático y solidario por naturaleza, Andrea destaca dos motivos más por el cual se animo a ser donante. Uno es Daniel, su novio, quien es donante activo de sangre y el otro fue Fernando, su hermano fallecido en mayo de 2019, el recordado periodista, músico, pero sobre todo un ser humano excepcional. "Lo de Fer ayudó mucho para motorizar todo esto. Con él nunca nos pasó de tener que necesitar, pero sí le pudo haber pasado y tal vez no hubiera ayudado a salvar su vida porque la enfermedad estaba avanzada" cuenta y agrega que "uno nunca cree que le va a pasar hasta que pasa y te ayuda a abrir la cabeza y ver que a veces podés necesitar del otro o no, pero está bueno que el otro responda".
"Hay que empatizar", dice y repite. Empatía. Quizás esa sea la clave. Quizás pase todo por ahí. Una palabra tan usada, pero tan pocas veces aplicada.
El 7 de diciembre y por intermedio del Centro Vasco Lagun Onak, en conjunto con el Centro de Excombatientes Malvinas Pergamino, Andrea Sabas se sumó a la Campaña de donación de sangre y médula ósea organizada por el servicio de hemoterapia del Hospital San José. "Yo siempre quise ser donante, estar en el registro. Siempre fui donante desde que pude dejarlo asentado" le cuenta a PRIMERA PLANA. Cuando ella dice registro se refiere al creado en 2003 por la Ley 25.392, funciona en el INCUCAI y ha permitido incrementar cada año la lista de argentinos que se suman a la Red Mundial de donantes voluntarios.
El Registro Nacional forma parte de la Red Internacional Bone Marrow Donors Worldwide (BMDW), que agrupa registros de más de 63 países y que actualmente cuenta con más de 32 millones de personas anotadas.
La donación de médula ósea se rige por el principio de solidaridad internacional. Toda persona inscripta en la Argentina está dispuesta a donar a cualquier persona del Mundo que lo necesite.
“A mí no me interesa que sepan que estoy en el registro de donantes de médula ósea, pero sí me interesa que la gente se contagie” afirma y agrega: “Uno no es consciente de que podés salvar una vida. No importa en qué lugar del Mundo sea”.
“El no estar informado hace que el miedo sea más grande y la duda es mayor” sostiene. Y enseguida cuenta cómo es el proceso. Se trata de completar una planilla, para dar conformidad; una médica le midió la presión y la glucemia. Si está todo bien en ese momento se pasa a la parte de la extracción y después se firma la autorización.
También relata que en su experiencia se encontró con más mujeres donantes que hombres y que la mayoría fueron de edades que no superan los 30. También informa que a la sangre la pueden tener 30 días y alguien puede ser dador cada 6 meses.
“La gente del servicio de hemoterapia son muy profesionales y tienen mucha calidad humana. Eso es necesario, porque alguien que atraviesa una situación necesita que la persona que está ahí te ayude en un montón de cosas porque tu cabeza está en la enfermedad o en la de tú pariente o amigo”.
Por último, Andrea, quiere dejar en claro, una vez más, que es muy importante informarse. Recomienda que las dudas que alguien pueda tener se las ayuden a despejarlas desde el servicio de hemoterapia del Hospital, el médico de cabecera o alguien que ya haya donado.
Y repite: “Podés salvar una vida”.
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