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Se fue un pedazo de la historia grande del deporte de la ciudad: Murió el profesor Atilio Saint Julién

Era un pergaminense de ley, que no nació en éstas tierras, pero que fue adoptado como un ciudadano más. Su legado quedará para siempre. El recuerdo de Rubén Oscar Luján Salas y Rodrigo Echecopar

Para 1930 Coronel Suárez no era aún una ciudad en los papeles, aunque la producción agrícola y ganadera le daba un crecimiento poblacional y social importantísimo en pocos años.

Hacia fines de ese primer año de la década, desde uno de esos pujantes campos llegaba al mundo el pequeño Atilio, hijo de Rosa Vhal -descendiente de alemanes- y de su esposo el descendiente de vascos-franceses, Faustino Saint Julién.

Era 26 de diciembre, ese día nacía -paradójicamente- a 505 kilómetros de nuestros pagos, un pergaminense admirado y querido por todos: Atilio Saint Julién, quien ayer se despidió para simepre, pero su recuerdo quedará en la memoria de todos aquellos que conocieron su admirable personalidad.

“El profe”, en base a su formación, conducta y determinación no era sólo un habitante más de este planeta. Tuvo reconocimientos, agasajos que son ecos de otros que se fueron dando con anterioridad y que dejan a las claras que fue una figura indiscutida de la ciudad.

Era consciente de eso y supo que sus logros estaban directamente vinculados a decisiones que desde muy temprana edad giraron en torno a la Educación Física como eje de su vida.

“Me inicié convencido de que tenía que ser profesor de gimnasia. En la Escuela de Comercio de Bahía Blanca, tenía un profesor que transpiraba educación física y no me dejó ir. Se llamaba Walter Gazzola, un gran tipo. Tuve una beca del Ministerio de Educación y estuve 3 años en el Instituto Nacional de Educación Física de San Fernando”, rememoraba, tranquilo y sin prisa, en una tarde húmeda de la ciudad que lo acogió desde los 23 años.

La sonrisa constante, la mirada buena, la compañía estoica de María Felice Guagliardo, fueron el transcurrir de sus días, que se combinaron a la perfección con algunas caminatas por el Terraplén o por la Peatonal, sitios en los que al recorrerlos le llevaba horas porque a cada paso alguien decía: “Profe! cómo anda?” para dar inicio de esa manera a charlas interminables.

Su llegada a Pergamino se dio a dos meses de recibirse. “Dirigentes de Gimnasia fueron al Instituto buscando un profesor de natación, para la temporada de pileta, era un trabajo de 3 meses y la verdad es que hubo muchas casualidades para que pudiera llegar. Vine con toda la fuerza, tenía 23 años. Pero cuando pisé Pergamino estaba muy decidido a quedarme, aunque debo reconocer que algunos días tenía más ganas de irme que de seguir”, recordaba Atilio, en su última entrevista a PRIMERA PLANA.

“A mí me gustaban otros deportes, del básquet tuve que ocuparme, estudiarlo, aprenderlo bien, leía mucho; tenía buena base porque los profesores del Instituto eran muy buenos. A mí me gustaba el softball, parecido al béisbol que también me gustaba mucho; me interesaba la gimnasia; y la natación ni hablar, por ello viene aquí. Yo vine por esos tres meses, pero me dije ‘esto es mío’ estaba decidido a hacerlo toda mi vida -sin vanidad, ni soberbia- yo siempre quise hacer de lo mío lo mejor, yo quería hacerme notar, y me fue bien”, relataba “El profe”.

Rubén Oscar Luján Salas, un reconocido profesor de Educación Física de Pergamino, contó en Kairós de RADIO MAS (FM 106.7) lo que sintió al enterarse del fallecimiento de Atilio Saint Julien: “Me encontraba haciendo rutina de gimnasia y cuando me enteré del fallecimiento de Atilio me tuve que sentar porque no caía de mi sorpresa. Fue una persona de una capacidad total, como pocos.

“Como profesional, quienes tuvimos la posibilidad de trabajar con él, fue inigualable. Nos enseñó muchísimo a todos los docentes que recién estábamos egresando en aquel momento. Nos entregó todos sus saberes. Estoy devastado. Va a dejar huellas muy profundas”. 

Atilio “fue de una generación donde el humanismo era lo más importante y lo técnico quedaba en segundo plano. Era el profe amigo del alumno, el que se interesaba por el alumno. Siempre era por el bienestar de uno. Ese era Atilio Saint Julien, quien con más de 75 años se acercó a Sports a trabajar y a querer revivir su etapa de oro como profesor”, lo recordó Salas.

Por su parte, Rodrigo Echecopar sostuvo que “fue de esas personas que te dejaban la sensación de una buena enseñanza y aprendizaje a diario. Para los profesores de educación física era el referente y el rumbo a seguir”.

Para “Rolo” el fiel reflejo de lo que era Atilio “era yendo a cada club y que todos te hablaran bien. Ya sea en el deporte o en la vida diaria”.

Cuando la familia Echecopar se radicó nuevamente en Pergamino, luego del paso de Juan Miguel por el futbol español, Rodrigo recuerda que uno de las primera personas que lo recibió “fue el profe, quien me abrazo en mi primer día de club” por lo que “no dudaría ni un segundo en ponerlo como referente a Atilio”.

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